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jueves, 4 de febrero de 2021

Día uno

Hay momentos muy específicos de mi vida en los que sentí que era el final, como ahora. Debiste haber aceptado mi invitación para tomar un café, pudimos haber arreglardo los malos entendidos, hubiéramos restaurado viejas heridas y continuar con nuestras vidas...

Pero te entiendo, se que anhelabas algo que no podía darte; yo solo quería ser tu amiga, sé que ahora lo entiendes, en fin, ya para que nos acordamos, la simple idea de pedirte que vayamos por ese café ahora, es demasiado pueril.

Ayer mi mente te trajo a colación, supongo que fueron esos tragos, entiéndeme, debo justificarme, intento demostrar que no es mi voluntad pensarte.

Debo confesarte que éste lugar es tuyo, debo admitir que tú has sido quizá, la razón por la que sigo esperando que regreses. Estoy delirando, perdón, tú sabes que no pretendo incomodarte.

Dijiste que necesitaba hacerme cargo de mi, afirmaste que era muy joven; deseo creer que soy más que un vago recuerdo en ti, sueño con que no evadas más mis recuerdos...

Estaba errada, lo sé, no pude haberme sentido más feliz al enterarme que te encuentras mejor que nunca, quiero que sepas que me sentí realmente angustiada al saber que tal vez no podrías despertar más. Ahora mírame, claro que debimos aprovechar.

Estoy desvariando, un olor a flores inunda mi ser, ahora soy yo quien te respira, quien te siente en la piel. Se que tenías razón, la soledad está causando estragos en mí, es el día uno y me siento afligida, no me queda más que rezar.

Es claro que te sigo conservando, te sigo echando de menos; está vez he logrado mi entrada al infierno, y por un instante fantaseo...

Con regresar el tiempo.




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