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viernes, 23 de octubre de 2020

Un coro celestial

Se como llegar a ti de la manera más humillante, cruzando ese abismo oscuro que durante tanto tiempo fue mi cruz.

Voy trasladándome sobre resquicios que nunca desaparecen, camino sobre ese suelo infértil y desolado, que me lleva hacia tus recuerdos, piso una a una todas esas cicatrices que dejó mi eterna lucha contra tus demonios y los míos...

Conozco a la perfección la ruta, y a pesar de estar tan familiarizada con ese lugar, sigue extrañándome el suelo que piso, los eslabones que tocó, el panorama que vivo.

Y así, llego hasta donde una vez fui mágicamente feliz e indudablemente miserable, cuento con alegría todas nuestras anécdotas desde la más sublime hasta la más escabrosa, regreso a casa agotada, con una nueva herida, esperando el momento para ir a buscarte una vez más.

Claro que sufro, el dolor es inevitable al recorrer ese sendero, esbozo sonrisas melancólicas y desisto de ti, regreso cansada, a mi rutina, con una nueva sutura.

Si, me duele, vuelvo a ese lugar por pura morbosidad; esto no me quita el sueño, pero es la única forma en la que decido conservarte.

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