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miércoles, 27 de enero de 2016

Tus manos como neblina densa

Esa que con el más leve contacto te congela el alma.

Y tu mirada misógina, hace que caiga de rodillas suplicando tu perdón.

Tu sufrimiento silencioso me acosa a través de tu inseguridad, afiladas agujas que se entierran bajo mis uñas, mi percepción se nubla ante tu inestabilidad.

Y esa intermitencia que me proyectas, rebela mis miedos, roba mis sueños convirtiéndolos en tinieblas, el letargo de mi culpa.

Voy despacio sobre tu derredor, el camino de hielo frágil me sumerge de vez en cuando, el ciclo comienza nuevamente, hace que los minutos se vuelvan días, salir del bucle desgasta mi cuerpo.

Y las tácticas de supervivencia se me han terminado, el impulso, las tremendas ganas de superación se agotaron, mi cuerpo como tu suelo esta desgastado.

Y con todo el dolor de mi alma, con los raspones exteriores y todas estas hemorragias internas renuncio.

Quiero que sepas que renuncio a este estado de culpa, renuncio a este ya innecesario dolor, hasta aquí, en este sitio dejo de arrastrar esta cruz tan pesada.

Me marcho de esta toxicidad, RENUNCIO, a este estado, ¡comprendelo!, no a ti.